EL PERDON:

Perdonar es el camino de la liberación, el que realmente se libera es quien perdona, echando fuera de su alma todo rencor y la venganza que solamente lo envilece y lo consume.

Deja hoy tus rencores, no dejes todo el valor de tu vida envalijada de forma pueril. Se libre y disfruta de esta tu vida.  

¿Serías capaz de perdonar a ese amigo que te traicionó, o aquella ofensa de quien tu creías no te podía fallar?

¿Serás capaz de llenar tu alforja de amor y olvido, y salir al encuentro con lo único que le puedes ofrecer, tu perdón?

Ahora puedes ser libre, perdonar y olvidar, eleva tu alma a aquel que te perdonó y encuentra la paz.

Todo lo que nos ocurre, lo bueno y lo malo, nos enriquece como personas, nos hace más fuertes y también más sabios. Por eso es importante sacar conclusiones de todo lo que nos pasa en la vida. Hay que aprender a vivir el presente y a mirar el futuro sin olvidar el pasado. ¿Podremos llegar al futuro sin vergüenza?

El acto de pedir perdón también conlleva un proceso de arrepentimiento. Como afirma María Martina (2005), de la Universidad de Buenos Aires: “es necesario tener en cuenta que el arrepentimiento es tan importante como el perdón, dado que el arrepentimiento no sólo facilita la acción de perdonar sino que produce cambios positivos en la salud psíquica y física de quien puede expresarlo“.

Recuerda que el perdón debe de ser un proceso equiparado entre las personas involucradas; no debe ser beneficioso para uno solo y de manera detentada, o hecho solo por conveniencia. Debe haber un verdadero arrepentimiento sobre los actos; aunque, también podría ser que eso a ti no te importe, y solo quieras prescindir de esas personas. Así pues, estudia muy bien las circunstancias y toma una decisión. Si perdonar: aceptarás a la o las personas de sus malos actos, o simplemente vas a prescindir de ellos porque será lo mas beneficioso para ti, y no querrás darles más la gratificación injustamente a los embusteros que cometieron sus actos por volición. Pero sobre todo: recuerda siempre aprender y saber sacar provecho de todo lo malo que te acaece y por acaecer. 

Dios, sé que tu grandeza y tu más sublime expresión de amor es perdonar. Dame la sabiduría, la comprensión y la fuerza para no darle espacio ni tregua al odio y ser capaz de perdonar y vivir por los demás.

Señor, tu lo sabes mejor que nadie, conoces el corazón del hombre y sabes que hoy deseo amar como nunca imaginé, Señor gracias, porque hoy al fin he perdonado por amor.

Dios es compasivo y perdonador. El perdón de Dios no se encuentra anclado en nosotros. No hay nada en ti y en mí que mueva a Dios hacia la gracia. Su compasión y perdón nacen de su carácter, no del nuestro.

Señor, el pecado en mí me esclaviza pero tu perdón me libera. Ayúdame a disfrutar plenamente de tu gracia. Amén.

Por esto, su perdón es grande. Dios es capaz de perdonar deudas incalculables. Hay más gracia y perdón en Dios que pecado en nosotros. No hay persona que no pueda ser perdonada y liberada de la deuda del pecado.

El pecado y la falta de perdón esclavizan. Pero Dios libera. Hoy puedes ser libre en el perdón en Jesús a través de la fe.