Mi padre fue un gran hombre

Te escribo esta carta para decirte que te quiero. Sí, prefiero ser así de sincera y directa. ¿Para qué andarse con rodeos cuando se trata de expresar sentimientos bonitos? Te quiero porque eres mi padre, porque siempre me has cuidado, me has protegido y me has dado todo cuanto tenías.

Te quiero porque siempre has sido un gran referente, un hombre bueno, un ejemplo a seguir. Desde muy pequeña me enseñaste a ser empática, generosa y solidaria. Te quiero porque me has acompañado en mis logros y en mis fracasos. Te quiero precisamente porque celebras mis éxitos más incluso que yo misma y siempre estás ahí para enseñarme a enmendar mis errores y para levantarme cuando me caigo.

Te quiero y siempre te querré, pero en esta carta también te quiero perdir perdón. Perdón por si alguna vez te he fallado, perdón por no demostrarte siempre este amor. Te pido perdón por si alguna vez me he distanciado de ti y te he hecho sufrir. Quiero que sepas que te sigo necesitando cerca.

Y después del perdón viene el agradecimiento. Gracias por entregarme tu vida y tu tiempo. Me siento verdaderamente orgullosa por tener un padre como tú. Espero siempre estar a la altura como hija.

Mi padre fue un gran hombre y así lo seguiré recordando. Podrán pasar las horas, los días, los meses y años, pero yo nunca te olvidaré papá.. te tengo presente en mi corazón.

Padre mío:

Esta carta es para agradecerte y reconocerte todo lo que siempre has hecho por mí, tu hija. La vida me dio la bendición de tener un padre tan bueno como tú, un ser humano excepcional y bondadoso que merece que le pasen solo cosas buenas, lo mejor en la vida, y sé que así será porque tú solo atraes lo positivo.

Gracias por los consejos, gracias por aguantarme en mis malos momentos y por reír junto conmigo en los buenos ratos, gracias por enseñarme tan buena música y hacerme una conocedora del buen cine, gracias porque nunca me hizo falta nada, porque además de un padre, fuiste un cocinero, un compañero de juegos, un profesor paciente y un amigo.

Eres para mí un ejemplo a seguir, un modelo de disciplina y un ejemplo vivo de que con trabajo y pasión cualquier meta se puede alcanzar, por más lejana que parezca.

Muchas gracias por tus lecciones de vida, por educarme desde mis primeros años y enseñarme el valor del esfuerzo, de la humildad y del agradecimiento. El ser humano que me hiciste ser me ha abierto las puertas y me ha ayudado a crecer poco a poco. Ahora, todo lo que soy es gracias a ti.

Muchas gracias, papá, y felicidades, por ser un ejemplo para mí, un ejemplo de responsabilidad, de trabajo, de generosidad y de buenos valores. Si hoy soy la persona que soy, te lo debo en gran parte a ti, que me has educado en el respeto y el amor.

Gracias por motivarme siempre a ser mejor persona, por enseñarme que hay que arriesgarse para ganar y por hacerme sentir que siempre puedo confiar en ti y que siempre me apoyarás. ¡Felicidades y gracias por ser el mejor padre!